Entradas

Mostrando entradas de 2013

¿Qué pasa con el deporte femenino?

¿Es que acaso no tiene importancia? Es un tremendo error el desconocimiento que la sociedad española tiene del deporte femenino. Y si encima se trata de algún deporte que vaya más allá del fútbol, ni hablemos. Ignorancia es pensar que uno sabe mucho de deportes, coger un periódico, ir directamente a la sección dedicada a ello y no saber más que de fútbol. Masculino, de primera división y concretamente del Real Madrid o del Barça. Por eso, lo que me propongo hacer en esta entrada es resumir un poco los logros de este año en deporte femenino. Atrás queda 2010, año en el cual Edurne Pasabán se convertía en la primera mujer del mundo en coronar los catorce “ochomiles”, como atrás quedan también los juegos olímpicos del año pasado en los que de diecisiete medallas, diez fueron logradas por mujeres en disciplinas tales como taekwondo, vela, lucha libre o piragüismo. Este año, a nivel nacional, podemos empezar hablando de las jugadoras de basket, que son campeonas del Eurobasket y ha

Cuarenta minutos en el tren

Hace un día soleado. Una chica joven camina hacia la estación de tren, se sienta en un banco a la sombra a esperar. Saca un libro y se pone a leer. Aún queda un rato largo para que llegue el tren y todo está en relativa calma. Como se trata de trayectos cortos, los pasajeros van llegando a medida que se acerca la hora. Un anciano, una mujer de avanzada edad, jóvenes, familias… Al lado de la chica joven se sienta una mujer con un carrito de bebé y su hija de unos seis meses. Como la niña ya es capaz de coger objetos, la madre le deja su móvil. A esta le divierte, y empieza a emitir sonidos que se transforman, poco a poco, en esa característica risa de los bebés. La joven lectora y los de alrededor miran con una leve sonrisa a ese pequeño ser tan entrañable. De pronto, una mujer se acerca al carrito, inclina su cabeza hacia la pequeña y le dice, Hola bonita, que haces, que te pasa. No muestra mucha destreza a la hora de dirigirse a la niña. Por alguna extraña razón, no sabemos hacer

El cortejo humano-salvaje

Sábado. 2:00am. Discoteca. Música fuerte. Gente. Mucha gente. Alcohol. Borrachos. Baile. Más baile. Centro discoteca. Chica baila. Alta. Rubia. Delgada. Guapa. Barra. Chico. Cara bobo. Fuerte. Hinchado. Todo hormonas. Soberbio. Pide copa. Mira chica. Ríe. Habla amigo. Señala.  Ríe. Comenta. Ríe. Bebe. Bebe. Bebe. Bebe. Ríe. Bebe. Bebe. Habla amigo. Bebe. Deja copa. Anda. Mira chica. Mira amigo. Mira chica. Anda. Anda. Saluda chica. ‹‹Hola››. Amigas chica miran. Cara asco. Miran amiga. Chica sonríe chico. Amigas cara rara. Amigas bailan. Chico baila. Chica baila. Amigas huyen. Pareja baila. No hablan. Bailan. Bailan. Bailan. Bailan. Chico arrima. Agarra cintura. Se pega. Bailan. Bailan. Bailan. Chico acecha. Invita copa. Barra. Chico pregunta nombre. Chica responde. Pregunta nombre. Chico repode. Sonríen. Esperan. Esperan. Esperan. No hablan. Esperan. Pide copa. Bebe él. Bebe ella. Beben. Beben. Beben. Esquina discoteca. Bailan. Bailan. Posan copa. Bailan. Agarran. Arriman. Arr

Por qué no llamarnos como cosas

Hoy vengo con una reflexión acerca de los nombres, los nombres personales. Porque, desde hace siglos, existen unas palabras a las que llamamos "nombres" y sirven para designar personas, pero creo que el hecho de que no se puedan inventar nombres nuevos nos hace caer en la monotonía y el aburrimiento. Y mi pregunta es, ¿por qué no pueden adoptar las personas nombres de palabras? Porque creo, de verdad, que hay palabras del castellano que serían perfectas para llamar así a las personas. Porque sí. Porque suenan bien. La primera que me vino a la cabeza fue “avellana”. Imaginadlo: +Hola, ¿cómo te llamas? -Avellana Urbizu. +Oh! Hola Avellana, ¡qué nombre tan bonito! ¡Es que es bonito! Tengo más nombres. Aceituna. Aceituna… Suena bien, suena suave. A ver, a mí no me gustan las aceitunas, y pude que no os guste en absoluto la palabra “aceituna” para ponérsela como nombre a vuestro hijo, y que penséis que soy una tarada, pero es que realmente suena bien. También m

¿Y si somos frutas?

Os voy a contar mi conclusión vespertina. Estaba yo hace un rato comiendo algo de fruta y me he dado cuenta de que siempre hablamos de la semejanza entre humanos y animales, pero, ¿y las frutas? Yo creo que cada uno de nosotros es como una pieza de fruta. No es tontería. Cada pieza crece cerca de aquellas que se le parecen y maduran casi al mismo tiempo que los de alrededor. Algunas se quedan por el camino y otras, simplemente, no maduran . Las piezas que están a menor altura son más fáciles de alcanzar, pero las más valiosas son las que más cuesta atrapar. También están las que parecen buenas por su aspecto, pero que en su interior están podridas, o las que al contrario tiene mal aspecto pero luego son increíbles. Hay algunas que vienen con defecto. Las que no se nutren. Las sobrealimentadas. Hay frutas con pecas, con piel lisa, con piel rugosa, más grandes, más pequeñas. Todas las piezas acabarán cayendo en algún momento, y después de estas vendrán otros tantas parecidos. Algun